En un mundo saturado de información, captar la atención de los usuarios se ha vuelto un reto para cualquier empresa o marca. Ya no vale con tener un logotipo atractivo o un eslogan que enganche, la gente necesita algo más, algo que conecte con ellos. Es bajo esta premisa, cuando surge el concepto del storytelling.
Nadie tiene un minuto para leer una publicación, pero si tiene cinco minutos para escuchar una buena historia. Los relatos activan nuestras emociones, despiertan la empatía y nos permiten vernos reflejados en otras realidades. Desde tiempos ancestrales, las personas hemos usado historias o cuentos para enseñar, compartir valores, entretener y transmitir conocimientos.
Hoy, en plena era digital, el storytelling es la herramienta que nos va a permitir crear vínculos auténticos con audiencias que anhelan más que datos: buscan sentir.
¿Qué es el storytelling?
Desde el punto de vista de la publicidad (digital o tradicional), se le llama storytelling al arte de narrar una historia posicionando a la marca como protagonista.
El objetivo de esta técnica es conectar emocionalmente con el público a través de la elaboración de un discurso audiovisual que impacte. De esta manera, se genera una conexión con los usuarios que va más allá de la transmisión de un mero anuncio: la marca queda en el recuerdo del consumidor.
Incluso en el mundo del marketing, las historias son una herramienta estratégica. No se trata solo de vender productos o servicios, sino de construir una narrativa que represente valores, propósito y personalidad. Las marcas que entienden esto no compiten por atención, sino por conexión. Y esa conexión es lo que fideliza, inspira y convierte.

¿Cuáles son los elementos de un buen storytelling?
Al igual que cualquier relato tradicional, el storytelling debe contar con los elementos tradicionales narrativos: planteamiento, nudo y desenlace.
Manteniendo este esquema, vamos a incluir a un protagonista que lleve el peso de la historia, y cerraremos con un mensaje o moraleja que deje al espectador reflexionando por unos buenos minutos.
Al final, desarrollar una historia también forma parte de una estrategia de comunicación. ¿De qué sirve que cuente algo a la audiencia si luego no consigo transmitirles lo que quiero?
Por lo tanto, los elementos con los que debe contar un buen storytelling son:
- El personaje: Toda historia necesita un protagonista. Puede ser una persona, una marca o incluso una idea. Lo importante es que tenga una voz clara, una motivación y una vulnerabilidad. El personaje es el puente emocional con la audiencia: si logramos que la gente se identifique con él, ya dimos el primer gran paso.
- El conflicto: Sin conflicto, no hay historia. El conflicto es el reto, el obstáculo, el momento de quiebre que impulsa el relato. Puede ser externo (un problema, una situación difícil) o interno (una duda, un miedo, una transformación personal). Es lo que mantiene el interés y genera tensión.
- El clímax y la resolución: El clímax es el punto más intenso de la historia, donde todo está en juego. Es el momento que nos hace contener el aliento. Después de él, llega la resolución: el aprendizaje, el cambio, el cierre emocional. Una buena historia no necesita un final perfecto, pero sí uno que resuene.
- El mensaje: Toda historia deja algo. Puede ser una enseñanza, una emoción, una idea poderosa. El mensaje no tiene que ser explícito, pero debe sentirse. Es la esencia que permanece cuando la historia termina.
Dominar estos elementos no significa seguir una fórmula rígida, sino tener un mapa para crear relatos con intención, profundidad y autenticidad. Cuando los usamos bien, nuestras historias no solo comunican, transforman.
Claves para elaborar un buen storytelling
A la hora de ponernos manos a la obra con la elaboración de nuestro storytelling, es importante que tengamos en cuenta algunos aspectos:
- Delimita tu público objetivo para dirigir el mensaje y que capte su interés.
- Determina muy bien qué se va a contar. Desarrolla una idea y plantea el tema a explicar.
- Marca los objetivos que se pretenden conseguir con el mensaje. Evalúa el tono en el que quieres comunicar el mensaje; si quieres cargarlo de sentimientos y emociones. Piensa en los sonidos y la música para reforzar la intención.
- Plantea la estructura típica de una historia: inicio, nudo y desenlace. La introducción establece la forma de presentar al personaje o producto. El desarrollo selecciona el conjunto de elementos visuales y sonoros para contar el cuerpo de tu historia. La conclusión determinará si el consumidor acepta tu mensaje (o lo rechaza).
- Es importante que seamos originales. Muestra lo más personal de tu marca para ganar la confianza de tu público.
- La marca debe tener un papel en la historia, no te olvides de transmitir los valores que se asocien a ella.
¿Qué tipos de storytelling existen?
1. De ficción
Se apoyan en historias que no son reales para transmitir su mensaje.
2. Histórico
Las marcas se apoyan en su larga tradición y años de experiencia para transmitir su reputación.
3. De situaciones reales
Se apoyan en historias cotidianas para transmitir su mensaje y lograr que la identificación del público con los personajes sea la mayor posible.
4. De valores de la marca
Busca que los protagonistas de la historia sean capaces de transmitir al público los valores sobre los que se asienta la marca.
Hoy más que nunca, las personas no buscan productos, buscan conexiones, así que el storytelling es el puente perfecto para lograrlo. Si quieres construir una narrativa que impacte, que represente lo que eres y resuene con quienes te escuchan, es hora de dar el siguiente paso.
¿Listo para contar tu historia como se merece? ¡Nosotros te ayudamos a transformar ideas en relatos memorables que conectan, venden e inspiran!
